¿Has ido de campamento alguna vez? ¿Cuál fue tu experiencia? Las memorias de mi primer campamento se han grabado para siempre en mí. Aquí te cuento a donde fuí, que aprendí y te doy tips para que tu también lo hagas.
He acampado muchas veces en mi vida, pero creo que el primer campamento es siempre importante porque es una experiencia nueva.
Los recuerdos de mi primer campamento se remontan a México. Yo tendría unos 9-10 años. Mi padres llenaron nuestra camioneta con comida, cobijas, ollas y nos arrancamos a la aventura. Unos amigos de mis papás nos habían invitado muchas veces a Los Azufres, un área boscosa del estado de Michoacán y finalmente aceptamos su ofrecimiento.
Otras dos familias y nosotros tomamos camino y nos dirigimos a una cabaña situada en el corazón de Los Azufres. Los Azufres le deben su nombre a las áreas sulfurosas del parque, como una gran cantidad de manantiales con aguas termales donde los visitantes pueden sumergirse.
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Mi mente tiene grabados momentos muy especiales de esta primera experiencia, tan vívidos que pudiera cerrar mis ojos y verlos claramente. Tres de ellos se quedaron siempre conmigo:
- La Imponente Naturaleza: aún a esa corta edad recuerdo ir en la carretera y asombrarme al ver los altos abetos, y las dos o tres lagunas que pasamos en nuestro recorrido. Recuerdo con claridad mi primera experiencia sumergiéndome lentamente en uno de los manantiales de aguas termales. Qué aprendí: la naturaleza tiene el don de hacer voltear cabezas. Cuando estás en la naturaleza sientes que puedes olvidarte de todo. Su vasta hermosura te hace sentir que tienes un lugar privilegiado en el universo.
- El Juego sin Límites: recuerdo estar en el ático de una cabaña junto a otros 10 niños y algunos padres de familia jugando juegos de mesa. Recuerdo el aroma de la chimenea, las risas y la alegría de este momento. Y es que cuando acampas pareciera que el tiempo no pasa y el juego se disfruta aún más. Qué aprendí: estar lejos de las distracciones del día a día permitió a mis padres sentarse a jugar con nosotros y disfrutar de ese momento. Y eso lleno mi corazón de felicidad.
- La Alegría de la Convivencia: algo mágico pasa cuando tu familia se encuentra entre la naturaleza y amigos; la risa y la camaradería envuelve el ambiente. El tomar una caminata matutina, meterte al agua termal y luego sentarse junto a la fogata en la noche para cantar, platicar o simplemente ver el fuego y asar bombones, da una paz que no se puede explicar. Qué aprendí: las cosas sencillas de la vida te hacen sentir feliz y completo.
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Estas son sólo tres razones por las que recomiendo irse de campamento. Años han pasado desde esa primera experiencia, y me alegra ver cómo esos aprendizajes no han cambiado y cómo en realidad he encontrado aún más razones para hacerlo. Recordando esa experiencia con mi mente de niña me ayuda a entender lo que mis hijos sienten cada vez que mi esposo y yo los llevamos a acampar y me incentiva a hacerlo aún más.
Te invito a que tomes a tu familia o un grupo de amigos y te vayas de campamento, te asombrará saber que hay muchos lugares a tu disposición, muchos de ellos cerca de donde vives. Atrévete a vivir una experiencia única, deja tu rutina diaria a un lado por 1-2 días y disfruta de la naturaleza, tu familia y de ti mismo.
Si no sabes por donde empezar te recomiendo que le des una búsqueda en internet a “Parques Nacionales + tu país” o a la secretaría de turismo de tu país o de tu mismo estado, de esa forma encontrarás información en tu comunidad. Si vives en Estados Unidos, como yo, estos son algunos recursos que te podrían ayudar:
¿Cuándo te vas de campamento?
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