Comienza lavando el melón completamente bajo el chorro del agua para remover cualquier suciedad en la cáscara. Sécalo y colócalo sobrel a tabla de picar.

Con un cuchillo afilado, cuidadosamente corta el melón por mitad a lo largo y remueve las semillas con la cuchara. Pero no las tires porque con las semillas puedes preparar otra bebida: horchata de melón.

Toma una de las mitades y córtala en 2-3 rebanadas. Coge una de ellas y con cuidado, con el cuchillo, separa la cáscara de la pulpa. Repite hasta haber quitado la cáscara de todas las rebanadas.

Pica el melón ya pelado en trozos y coloca en la licuadora (guarda algunos si quieres adornar tus vasos al servirla). Agrega el azúcar y 2-3 tazas de agua.

Dependiendo del tamaño de tu licuadora posiblemente necesitarás hacer esto en dos tandas.

Licúa hasta que todo esté integrado muy bien y se forme una mezcla lo más tersa posible.

El nivel de dulzura del agua depende de tu gusto particular. El azúcar que agregamos es para realzar la dulzura natural del melón por lo que sugiero que lo pruebes antes de licuarlo y ajustar de ser necesario,

También puedes usar otros endulzantes como miel, jarabe de agave, jarabe de azúcar o fruta del monje, entre otros. Elige el de tu preferencia.

Transfiere la mezcla a una jarra, vierte el resto del agua, revuelve bien y ajusta de azúcar de ser necesario.

Esta refrescante agua fresca sabe mejor si está bien fría, recomiendo que la metas al refrigerador por al menos una hora antes de servirla. Sin embargo si deseas servirla inmediatamente añade unos cubos de hielo a los vasos.

Cuando es hora de servirla, revuelve bien ya que la pulpa del melón tiende a flotar, y vacía en vasos con hielo.

Adorna con una ramita de menta o yerbabuena o con un pedazo de melón en la orilla del vaso (si reservaste algunos).