Vacía harina y sal en un tazón grande, añade la manteca (o la grasa que estés usando) y una taza de agua caliente (deja el otro cuarto de taza a un lado). Con la cuchara de madera, la cual usamos para no tocar el agua caliente con las manos, comienza e mezclar los ingredientes.

Una vez que empieces a sentir resistencia con la cuchara, continúa amasando con tus manos. Para entonces la masa se sentirá grumosa y tibia.

Conforme sigues amasando, y dependiendo de la temperatura de tu casa y del clima, notarás que la masa quizá se sienta un poco seca, en este caso agrega un poco del agua que está reservada. En algunos casos una taza va a ser suficiente, pero la mayoría de las veces si requerirá más.

Si al contrario, pusiste agua de más y la sientes pegajosa al punto de que no se despegua de tus manos para nada, puedes agregar una cucharadita de harina, amasar por dos minutos y evaluar si requiere de otra.

Cuando toda la harina ha desaparecido del tazón y se ha formado una bola de masa homogénea, poquito húmeda, elástica y que se despega de tus manos fácilmente, ya está lista. Esto tomará aproximadamente 8 minutos.

Divide la masa en partes iguales en el número de tortillas que desees. Revisa la tabla a continuación.

Una tabla con tamaños de tortillas de harina en diámetro, número de tortillas y peso en gramos.

Para hacer esto yo recomiendo usar una báscula de cocina para crear bolitas del mismo tamaño, pero si no tienes una puedes usar un cuchillo o una raspa. Esta receta es para la elaboración de 16 tortillas de harina de tamaño regular.

Si usas la báscula, pesa el total de la masa y divide por el número de tortillas deseadas para saber cuantos gramos por porción de masa necesitas.

Un pedazo de masa en una balanza sobre una tabla de picar de madera con bolitas de masa para hacer tortillas de harina.

Toma una de las piezas en la palma de tu mano y forma una bolita, ruédala sobre la superficie para crear una masa tersa y coloca sobre una superficie enharinada. Repite hasta que termines con todas. El nombre de estas bolitas de masa es testales.

A mi me gusta colocarlas sobre una tabla de picar de madera (sin enharinar) porque eso me permite moverlas de ser necesario y porque mi cocina es pequeña, pero tu puedes dejarlas sobre la cómoda de la cocina o en una mesa.

Cúbrelas con una de las servilletas de tela y deja reposar a temperatura ambiente por 30 minutos.

El tiempo de reposo es importante porque esto permitirá que el gluten se desarrolle y sea más fácil extender las tortillas.

Coloca uno de los testales sobre una superficie enharinada, por favor añade sólo un poquito de harina, debe ser una capa muy delgada. Coloca el rodillo en el centro de la bolita de masa y apachurra ligeramente, luego extiende del centro hacia arriba y luego del centro hacia abajo. Gira la masa y repite el proceso.

Una vez que has hecho esto dos veces, voltéa la tortilla y muévela en la superficie para que tenga un poco de harina y repite el proceso con el rodillo. Procura no añadir más harina porque podría crear una tortilla seca.

Continúa extendiendo de arriba hacia abajo girándola o volteándola hasta que logres el grosor y diámetro deseado.

Recomiendo que formes sólo las que tu espacio en tu cocina te permita sin ponerlas una sobre otra, ya que de otra forma se pegarán entre ellas y tendrás que formarlas de nuevo. Y al añadir más harina se harán más secas.

Yo generalmente extiendo tres y luego mientras espero que una se cueza, formo la siguiente.

Calienta el comal a fuego medio-alto y coloca la tortilla.

Cuando observes que la superficie ha cambiado de un tono blanquecino a un tono amarillento y se empiezan a formar burbujas, voltéala. Al hacerlo verás marcas cafés sobre ella. Esto llevará, dependiendo de tu estufa y comal entre 35-45 segundos.

Retira la tortilla y coloca en en la otra servilleta de cocina o en un tortillero para mantenerlas calientes.

Repite con las demás tortillas.